Ayer fui a la playa.
Fuimos al Tabo. Y aunque solo fuimos por la “tarde” del domingo —salimos a las ocho de la noche del sábado y volvimos el domingo por la noche—, no fue un viaje cualquiera.
No suelo escaparme los fines de semana. Me gustaría hacerlo más, pero esta vez fue distinto.
Mi pareja acababa de terminar un reemplazo que significó mucho para ambos. Está ejerciendo su carrera con amor y talento. Yo intento acompañarla en eso: ir a dejarla, buscarla, estar presente. Son 40 kilómetros desde casa a su trabajo, pero no importa. Siempre que puedo —y casi siempre puedo— lo hago con gusto.
Este reemplazo, que terminó el sábado, fue un logro para los dos.
Quise celebrarlo con una sorpresa: invité a su mamá a acompañarnos a la playa. Ella no había viajado con nosotros nunca, y no iba al Tabo hace casi ocho años. Allá nos esperaba la abuela de mi pareja, que vive allá y que siempre nos recibe con cariño.
Costó un poco convencerlas, pero fuimos.
Viajamos de noche, escuchando canciones de Luis Miguel en el auto. Riendo. Cantando bajito. La mamá de mi pareja llevó a su perrita, una pequeñita adorable. Por un momento pensé que quizás de eso se trata todo: de compartir.
De eso que no se compra.
De eso que no se publica, pero se queda.
Cuando llegamos, la abuela estaba feliz.
No solo porque llegamos nosotros, sino porque su hija —mi suegra— volvía a pisar esa casa después de tantos años. Fue algo bonito, inesperadamente simbólico.
Dormimos, y al día siguiente salimos a comprar cosas para el desayuno. Por la tarde, salimos a comer. Hacía frío, ese frío costero que cala hasta los huesos. Íbamos a ir a la playa, a ver el mar, a sentarnos frente a las olas.
Pero no fuimos.
No solo por el frío.
Sino porque se nos olvidó.
Lo estábamos pasando tan bien que se nos pasó el tiempo.
Éramos cinco: mi pareja, su mamá, su abuela, la perrita y yo.
Un cuadro sencillo. Inolvidable.
Al volver a Santiago —esta vez sin la abuela, que se quedó en El Tabo— volvimos cantando las mismas canciones. Pero más fuerte. Más juntos.
Más felices.
Fue un buen viaje.
Esperamos repetirlo pronto.
