El tiempo es un recurso invaluable. Pocas personas podrían estar en desacuerdo con esto; sin embargo, por qué aún sabiéndolo desperdiciamos tanto tiempo, y lo peor, energía en hacer lo que deberíamos hacer. No se trata sólo de procrastinación, se trata de actitud frente a aquello que sabemos que tenemos que hacer.
Quisiste hablarle a alguien, quisiste empezar antes la dieta, pusiste el despertador y jamás te levantaste, quisiste ahorrar dinero y terminaste gastando todo o endeudándote en estupideces… no importa lo que haya sido, pero lo hiciste. Y sabes que lo hiciste mal.
Evita arrepentirte, haz las cosas bien.
En la búsqueda del éxito y la realización personal, es crucial entender que el tiempo malgastado no puede recuperarse.
En este artículo, descubriremos cómo evitar este arrepentimiento siendo más proactivos en la gestión de nuestro tiempo, a la vez que vayamos modelando gradualmente nuestra actitud.
El valor del tiempo y la toma de decisiones conscientes
Habrá que empezar por acá. La realidad pega fuerte y cuando estamos ensimismados en una parte de nosotros que pretende el placer, cuesta (y mucho) deshacerse de esto o al menos ser conscientes de que no es el momento de hacerlo (hacer lo que sea)
En el fondo sabemos las cosas que nos hacen bien y las que no. Esto no se trata de ser un moralista, se trata de ser congruente. Esto es porque, en caso de no serlo, cuando el tiempo llega nos golpea como un martillo. Aprender a evaluar las prioridades es parte del aprendizaje, pero más que ello, de voluntad. Deberíamos ser capaces de convertir cada día en una oportunidad de crecimiento y éxito, aun cuando haya días en los que el avance no sea demasiado medible o demasiado visible , la idea sería, al menos, no retroceder.
El poder la acción y la perseverancia
Nada sucede si no actuamos. A menudo el arrepentimiento surge de la inacción y de no aprovechar las oportunidades que se presentan en nuestra vida. Ejemplo práctico: sabes que debes levantarte a cierta hora para ir al gimnasio. Dejas 5 alarmas listas. Estás motivado. Te duermes. Suenan. Y vas apagando una a una. Finalmente: te levantas más tarde, con dolor de cabeza, perezoso y con una sensación de frustración que perjudica tu estado de ánimo y tu energía… para todo el día.
¿Entonces? ¡Rompe de una vez con la parálisis! Generalmente buscamos excusas, generalmente sobre-analizamos las cosas, pero el tiempo pasa. Si esa misma persona que detuvo el despertador cada mañana hubiese salido a entrenar a correr o a lo que sea, hubiese salido… no estaría luego en el trabajo, frustrado y enojado porque la camisa en el pantalón le apretaba.
La perseverancia, la disciplina logra cambios. Quizá no en 1 día o una semana, pero lo logra. Sé consciente de eso. Aún haciéndolo, lento, pero seguro no habrá arrepentimiento, porque hay decisiones conscientes y hay trabajo detrás de ello.
Muévete, entrena, medita, cultívate: no hay más ciencia que esta… Ah, y dejar de quejarte.
Muévete, entrena, medita, cultívate: no hay más ciencia que esta… Ah, y dejar de quejarte.
Tres veces es la vencida, como si fuera un mantra: muévete, entrena, medita, cultívate… Siempre vivimos quejándonos y culpando a otros o culpando las condiciones que nos rodean. Que si son adversas, que si fuesen más favorables, que si alguien nos entiende o no, que en ocasiones nos sentimos sobrepasados, que si tuviéramos más motivación… Somos hombres, somos acción y es normal que en ocasiones (algunas ocasiones) nos sintamos apesadumbrados, estresados y que tengamos bajones emocionales. Es natural: somos humanos.
Sin embargo, ¿es posible sentirse sobrepasado si debes hacer algo y llevas tiempo culpándote por no haberlo hecho? Mejor quéjate y date el derecho de hacerlo si llevas haciendo todo lo anterior y necesitas un respiro… pero que siempre ese respiro sea corto. El tiempo no lo cura todo, no todo si no lo buscas. Ten una participación activa, no seas un testigo de si algo sucede o no. Depende de ti. Deja las quejas y avanza.
Conclusión
El tiempo es un regalo siempre y cuando responsablemente lo administremos a nuestro favor. Evitar el arrepentimiento implica que tomemos decisiones de manera sabia, decisiones conscientes, organizadas, eliminando distracciones y actuando con determinación. Al adoptar una mentalidad proactiva y enfocada en el éxito o en una gratificación “real” podremos convertir nuestras acciones en oportunidades de crecimiento y realización personal. No permitas que el arrepentimiento sea tu compañero, sino que sea la motivación a cambiar las cosas que te dejan más atrás, más inseguro y menos comprometido contigo mismo.